jueves, julio 12, 2012

"Recuerdos de Una Mente Asesina" T2 (Cap I)



Nunca se había tomado las cosas personales, y mucho menos las de algún tercero. Pero en esta ocasión sería diferente, algo en su interior, algo muy fuerte despertó, algo que quizá no sospechaba dormía tranquilamente en su mente sin saber que un día despertaría para no terminar jamás. En esta ocasión la sed era insaciable, incansable, insoportable e incontrolable.
Había pasado ya algún tiempo desde aquella última vez, aquella donde por primera vez usó un arma de fuego, desde aquella despedida a su última víctima, la cual a la fecha, seguían sin saber quién le habría arrancado la vida, cosa que no le importaba en lo mas mínimo. Después de aquella experiencia, había calmado su sed de venganza, o al menos eso había pensado. Pero esta vez, tiempo después, lo que despertó era algo mas, era como un ser que siempre había estado ahí, pero que no se había atrevido a salir, a dominar y a tomar el control. Y a partir de ese momento, nada sería igual, todo cambiaría de forma tan radical, que quizá una parte de el murió ahí, cuando nació la otra.
Tomando la decisión de hacerlo, a diferencia del pasado, esta vez no fue tan meticuloso y planeado, fue pensado, pero para ser de una manera rápida, práctica y efectiva. En su interior había desarrollado habilidades que no sabía que poseía, su mente era capaz de visualizar todo de principio a fin. Las lecturas llevadas a cabo le habían sido de gran utilidad, las respuestas que buscaba aparecían antes de formular la pregunta, era como si estuviera leyendo un libro y ya supiera de que trata y en que termina, como si su mente fuera siempre dos pasos adelante.
Se fijó el objetivo, era tan personal e impersonal que le daba una gran emoción llevarlo a cabo, como si por un lado no le importara y por otro lo fuera todo en ese momento. Después de cenar e imaginar y pensar el método, se acostó en la cama, visualizó todo tan claro que no sentía la necesidad ni de apuntar, ni memorizar y mucho menos repasar. Se quedó dormido con el pensamiento claro: Mañana acabaría el asunto.
Se despertó cerca de las 10 de la mañana, con la misma flojera de siempre, se miró al espejo, notó su barba crecida de 4 días, su cabello totalmente despeinado y algo seboso, tenía un par de días sin darse una ducha, fue a la cocina y se preparó un sandwich, sin mostaza, con salsa picante y con ruffles de queso, abrió el refrigerador y tomó una coca cola en lata, la abrió y tomó 1/3 de la lata y se sentó en la barra, tomó el control de la televisión y la encendió, puso el único canal de videos que aún los transmite, estaba la hora de los clásicos, cosa que le dio gusto, tomo el emparedado y se lo comió casi de inmediato, luego abrió un paquete de galletas rellenas de chocolate y comenzó a comerlas, acompañadas de su coca cola, terminó las galletas y se tomó el resto del refresco. Regresó al baño, sacó unas tijeras del cajón debajo del lavabo, abrió la regadera y se metió aún con el agua fría, se miró al espejo que cuelga dentro y con el cabello mojado, comenzó a cortar donde consideraba le sobraba algo de cabello, cortó realmente poco, pero le quedó como a el le gustó y le pareció bien en ese momento, terminó de ducharse y tomó la toalla, se secó a medias, se lavó los dientes y salió al vestidor para ver que ropa se pondría, tomó los jeans obscuros, una playera color blanco sin estampado, unos calcetines grises, sus tenis rojos y su chamarra negra, justo como se siente cómodo.
En la parte superior del armario estaba aquel maletín plateado con el arma que utilizó tiempo atrás, lo abrió, la tomó, checo el cargador y notó que tenía 2 balas aún, le puso 3 mas y la enfundó en la parte trasera, entre su espalda y el pantalón. Se puso loción, se miró al espejo y se dijo "Es hora."
Salió de su departamento, bajando las escaleras saludó amablemente a la vecina del 3-B, una anciana que sale a fumar todas las mañanas para no molestar a su hija y sus nietas, ella le pidió la hora, "Son las 10:34 señora." le dijo, mientras continuó su camino por la escalera. Llegó a su auto, lo abrió, se subió, puso el arma en el asiento del pasajero y se quitó la chamarra, la puso junto al arma, se puso sus lentes negros, encendió el auto, espero unos segundos y arrancó, abrió la puerta del estacionamiento y tomó camino, aquel camino que hacía algún tiempo había tomado para ir a laborar, calculó hacer unos 25 minutos de tiempo, le tomó 28 llegar a su destino.
Llegando estacionó el auto afuera de la entrada del estacionamiento, sabía que probablemente pasaría la grúa o le levantarían una infracción, pero no le importó, solo tenía una cosa en mente. Bajó del auto, cerró la puerta, abrió la otra, tomó el arma y la puso de nuevo en su espalda baja, tomó la chamarra y se la puso, cerró la puerta y el auto, cruzó la calle y caminó unos metros por la banqueta, saludó al vigilante de la entrada del estacionamiento, siguió su camino, entró al edificio y el guardia de seguridad le pidió registrarse, anotó el nombre "Justino Morales" en la libreta, llegó al ascensor y presionó "subir", se abrió la puerta, entró y presionó el piso 5, se cerraban las puertas cuando entró una chica de unos 24 años, atractiva, que tenía un olor excesivo a perfume, con una falda gris corta, blusa blanca, saco del color de la falda y zapatos negros de tacón altos, lo saludo amablemente y se le atravesó de frente para presionar el piso 4, el pudo oler muy de cerca su perfume y verla a los ojos, que vio a través de los anteojos que ella usaba. El ascensor comenzó a subir desde el Sótano 2, ella de inmediato buscó plática, pero el se limitó a contestar asentando con la cabeza. "¿Vienes a entrevista al canal?", "Con ese look no vienes a las oficinas del corporativo de inversiones.", "Nunca he visto por aquí a alguien como tu, me refiero al estilo de vestir, ¿eres artista?", "Si decides hacer escala en el piso 4, estoy la editorial, despacho 403, que tengas bonito día.", "Gracias, igualmente" le contestó el mientras se cerraba la puerta del ascensor. Le había parecido coqueta la chica y había sido algo fuera de lo común e inesperado lo que había sucedido, pero su mente volvió de inmediato al motivo por el que estaba ya en el piso 5.
Salió del ascensor y tomó camino a la derecha, notó que una persona iba hacia las oficinas a las que el también se dirigía y se apresuró a alcanzarlo para poder entrar con el y no tener que anunciarse, lo logró. Al entrar a las oficinas la recepcionista no era la que el conocía y le pareció excelente, al pasar junto a ella la saludó moviendo la cabeza, caminó por los pasillos entre los cubículos, no había casi nadie en ese momento, al fondo del pasillo se encontraba la oficina de ella, con la puerta cerrada como de costumbre y con las persianas abajo. "Perfecto" pensó para si mismo, siguió su camino y entró sin tocar a la oficina, ella estaba sentada al teléfono, cuando volteó y lo vio, se quedó atónita, sin habla, aquella persona en el auricular siguió hablando sin advertir lo que ocurría al lado de la línea.
Sus miradas se cruzaron, los ojos de ella reflejaron miedo, pena, temor, vergüenza, terror y súplica, los de el nada, solo una sonrisa se dibujó en su rostro, y mientras sacaba el arma por detrás y debajo de su chamarra, le dijo: "Ya no seguirás haciéndole daño a nadie, no eres superior a ninguno de aquí, ni a nadie en el mundo, tu tiempo se agotó." Con el arma en la mano derecha le dio un balazo justo en la frente, entre las dos cejas, mientras ella atónita lo miró con cara de perdón, al momento del impacto soltó el teléfono, se fue de frente al escritorio, su cabeza pegó en la orilla, para rebotar de lado y terminar cayendo su cuerpo boca abajo en el piso, quedando inerte, mientras en el otro lado de la línea se había escuchado solo silencio, una detonación, el ruido provocado por la caída y de nuevo silencio. Con la punta del arma presionó el botón "end" del teléfono y terminó la llamada. Guardó el arma de nuevo, salió de la oficina y cerró la puerta, caminó de nuevo por los pasillos y salió de las oficinas, presionó el botón "bajar" y esperó a que abriera la puerta del ascensor, entró y presionó "S2", bajó un piso y en el 4 entró de nuevo aquella chica de la editorial, esta vez sin el saco puesto, le dijo "Mira, que casualidad, otra vez... ¿tu crees en las casualidades?", "A veces... depende." le contestó el. "Yo si, y mucho, ¿porqué no vienes mañana a mi oficina como a esta hora y platicamos al respecto?" El agarró su mano derecha, tomó el teléfono celular que ella traía, marcó un número y en cuanto escuchó el tono colgó y le dijo: "¿Porqué no mejor me llamas mañana, ya tienes mi número y yo el tuyo." Justo en ese momento llegaron al Sótano 2 y el salió del ascensor, mientras ella se quedó paralizada y encantada, sin habla y sorprendida, incluso se le había olvidado presionar "PB" cuando entró al ascensor, así que tenía que esperar a que subiera de nuevo, mientras se cerraban las puertas y observaba como se alejaba el, sin dejarse de mirar.
Pasó de nuevo con el vigilante y firmó su salida, tomando la pluma, que se guardó en la bolsa trasera del pantalón. Salió del estacionamiento y cruzó la calle, no tenía infracción y la grúa aún no pasaba por ahí. Abrió el auto, se subió, encendió el coche, sacó un cd de la guantera y lo introdujo en el estéreo, seleccionó el track 7, subió el volumen y puso el carro en marcha, tomando camino hacia algún lugar.
"Listo, tan fácil que si lo hubiera planeado no me hubiera salido tan bien, sin contar con lo de la chica, me vendrá bien salir mañana con ella, parece una buena persona." Se dijo así mismo, mientras sonaba "Paint it Black", una de sus canciones preferidas de los Rolling Stones.

4 comentarios:

homero dijo...

Hell yeah, I'm fucking back!

Nat Robles dijo...

Wow, me encantó, tienes buena narrativa, descriptivo y fluido. Insisto, tienes que escribir mas de esto y con otros temas.
Felicidades :)

Anónimo dijo...

Sos grande!

homero dijo...

¡Gracias!